lunes, 12 de octubre de 2009

Secretos que no miran

-¿Como haces para tener una parte del pelo caliente y la otra fria?
-No sé. Asi estaba cuando le paso la mano. Igual iba a cortarmelo.
Nos miramos desde alturas diferentes.
-Sabés que tu placer es silencioso, pues sos un alma silenciada. Deberiamos hablar al respecto.
Con una mano en el borde de la sabana; pensé en su devenir tan activo,en su personalidad tan genuina, por dolorosa que fuese, mientras tambien intuia que no debia por alli transitar con mi pensamiento; si es que acaso me muevo cuando escribo.
-¿Porque nunca se llega a esa asquerosa y horrible verdad?
Desde el otro lado no hubo respuesta; seguimos mirando el techo y las paredes.
-¿Porque tenemos miedo?
-¿Viste que extraño, cuando dicen que quieren conocer el interior de las personas?¿No te parece curioso tal pensamiento?¿Como hicieron para que nos insertaramos una identidad cual escencia adentro nuestro, que llevamos de relacion en relacion?

-Todo esto es absurdo. Las imaginaciones no deberian atravesar de forma tan grande a las experiencias cotidianas. El imperativo de bienestar se pelea con el del sufrimiento; y desde alli nada puede colocarse en su lugar; ya que todo se mueve segun la arbitrariedad de la palabra.
-Aparte; ¿viste que extraño cuando uno piensa que tiene que conocer a la gente?
Observo un momento; y le colocamos la imposibilidad de su posibilidad. Sus bordes incitan hacia el centro de su deseo los temores para su aniquilamiento. Le insertamos esperanza, por agujeros que desconocemos hasta donde llegaran realmente. Logramos hacer un punto de modo que el resto quede apresado por una soga imaginaria, y nadie pueda alejarse demasiado; como una eterna rotacion en las melodias de una calesita.
Llegamos a su casa; por donde habia varias macetas. El verde le indicaba un momento de tranquilidad.
Observaba el entorno sin ver su mirada. Tenia el brazo apoyado; de forma que la palma de la mano se sostenia contra un borde, quedando colgada cerca de la suya; invitando al espacio a ser tocado por ella. La piel emanaba sensaciones que rogaban un roce. Adulaba regocijandome con el tono de su respiracion atractiva que me regalaba; imaginando su cuerpo sobre el mio, rebotando lo mas cercano a mi persona; a mi deseo corporizado imposibilidad.

Cansado de evitar su mirada, cai sobre su cara, y esta devino en ciertos sonidos punzantes que por fin sentí como propios, colgandoles una gota de inentendible enfermedad que por fin el discurso habian traido verdaderamente para mi.
-¿Te das cuenta que estamos esperando algo que nunca va a llegar?

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