martes, 27 de septiembre de 2011

La chica del coro

Llegaste ese dia como aquel otro en el cual tambien llovia desde el este. En aquel entonces bajabas la cortina muy despacio. Como si quisieras seguir viendo el pasto del jardin inundado por siempre. Luego dejabas ese morral en la silla, y sentado frente a mi apoyabas el codo en la rodilla al mismo tiempo que levantabas la pierna por haber sostenido el pie contra alguna madera de la silla. Yo extraia mi mirada de los juegos y vericuetos literarios en los que se sumergia constantemente en los momentos en que tu llegada me los tironeaba para afuera. Dejaba mi birome y su respectiva hoja dado que no podia intentar hallar tu locacion con ellas. Mas precisamente, dejaba de escribir.

Estabas perdido. Aun lo estas. ¿Que cambio entre los dias anteriores y este tan humedo? Las profesras se horrorizaban por los alumnos que intrepidos e ignorantes se atreveian a modificar los tiempos verbales durante el relato de los hechos. Si la vida es la misma señorita Literatura, todos los dias me levante y soy yo. ¿Porque seria si quiera confuso y extravagente el intercambio de los verbos durante un relato?
Salvese mas bien quien pretendiendose levantarse a las cinco de la mañana no pueda encontrar a sus problemas. Si los dejo ahi bien anotados en el escritorio. ¿Adonde estan? ¿Y adonde esta tu mirada? Un lado de tu cara disfrutaba al compañia de tu mano contra ella. La otra hacia rebotar la mayor cantidad de dedos contra la mesa. Tus ojitos fijos le ofrecian un sustento diametral y perfecto a la entonacion que punzante envolvio toda la escena.

"Sigo sin encontrar alguna chica que gima bien por haber cantado en un coro".

Creo que solo pude rascarme inconsecuentemente la cabeza ante tal confesion. Incesante la lluvia seguia sonando igual que siempre alla arriba. Luego todo siguio. Decididamente algun dia no me voy a encontrar. Llegado alli, grandes maravillas se escribiran para cuando quieran escapar asi, del horizonte de papel, esas extravagentes inspiraciones sabor a tu piel.