sábado, 1 de enero de 2011

Arqueologia de una forma

Nietzsche ubica un gran problema al colocar la forma mediante la cual un interrogante ha malgastado a los hombres, entreteniéndolos así bajo una trampa diseñada con unos límites. ¿Cómo comprender lo infinito a través de lo finito? ¿Como podría la razón equipararse con la sin razón? O la verdad del error. Sucesos de continuidades engañosas, entonces. Prestidigitacion magica. ¿Engañosas por que tipo de razon? Pues dado que una nueva explicación podría ilustrar de forma plena a los obstáculos que otros pensadores no lograron comprender ni responder.

Esa distancia entre una pregunta y su respuesta parece incluirse en esa distancia que se genera dentro de las posturas criticas; aquellas que parecen solucionar o sellar la cuota de culpa epistemologica con el acto de redoblar su nombre, hinchando nuevamente sus intenciones; obteniendo asi una "meta-postura" o una "meta-critica". Podria uno preguntarse porque una critica necesitaria otra mas de compañera, pero no es el caso de este pequeño apunte. Creo, incluso, que este método de salvación no es exacto. Porque cada circunstancia local conlleva sus límites. Pero no se trata de perfeccionar su funcionamiento interno, o sea, iluminar externamente a los obstáculos, sino de captar su funcionamiento regional. Podríamos crear un interrogante, de los que adoptan la forma de un problema, y formar una cadena de respuestas alrededor de ciertos inconvenientes.

Veríamos allí al tipo de circunstancias que los grupos locales han especificado en la invención, precaución y mantención de sus problemas al intentar solucionarlos. No para que la pregunta desaparezca, sino para que module las acciones de los hombres. Pero sucede entonces que la cuestión metodológica aquí se desdobla. Porque la metodología así propuesta, la que ordena las series alrededor de interrogantes locales, no puede esclarecer nunca la plenitud de las preguntas que dice responder a través de la historia. No solo porque la selección bibliográfica es siempre azarosa, sino porque se encuentra subordinada a la pasión del maestro.

Este autor general que así teje los diferentes textos, no trae hacia si la garantía de que conoce la totalidad de la bibliografía general. Por lo que su trabajo muestra cierta endeblez en el hecho de sus fuentes; tal vez por eso la constante preocupación de sus editores ante la compaginación. No me resulta nada atractiva esta tonta objecion. Pero introduce torpemente la digna implosion de la arqueologia de la forma arqueologica. El desdoblamiento es el siguiente: Estos interrogantes que unen, como la seda que reúne las perlas de un collar: ¿De quienes son? ¿A quienes les corresponden? ¿Quien habla allí? ¿El autor general que confecciona el camino del mapa que así fabrica; o los autores que forman las piedras de cada casillero en ese camino? ¿De donde salen los interrogantes problemáticos? La articulación tectónica siempre permitiría que el autor se pueda escapar, ante la irresolución del desdoblamiento anteriormente visto; en esa brecha abierta dada la creacion de un interrogante, y la imposibilidad de responder, a traves del metodo arqueologico, a las respuestas localmente alli dispuestas. Como él mismo gusta en aclarar:

“¡Como! ¿Se imaginan ustedes que tomaría tanto trabajo y tanto placer al escribir, y creen que me obstinaría, sino preparar, con mano un tanto febril, el laberinto por el que aventurarme, con mi propósito por delante, abriéndole subterráneos, sepultándolo lejos de si mismo, buscándole desplomes que resuman y deformen en su recorrido, laberinto donde perderme y aparecer finalmente a unos ojos que jamás volveré a encontrar? Más de uno, como yo sin duda, escriben para perder el rostro. No me pregunten quien soy, ni me pidan que permanezca invariable, es una moral de estado civil la que rige nuestra documentación. Que nos deje en paz cuando se trata de escribir” (Foucault. La arqueologia del saber)