sábado, 6 de noviembre de 2010

Distancia en perspectiva

¿Escuchaste ese tipo de idea que recomienda apaciguar el terror ante las arañas mediante la inversión del temor desde el propio insecto hacia tu persona?

Resulta que notaba en esa forma una dependencia hacia una frontera por la cual procura necesitar cierta confirmación su empeño. No necesita acceder al sacrifico que propagaría al pensar las diferencias materiales. Por lo que se inmiscuye bajo el cobijo de la idealidad imaginaria. Por lo tanto, la crítica que pretenda mantenerse sobre otra crítica corre el riesgo de generar así un distanciamiento. El lugar de la distancia siempre le interesa, pero debe entonces resolver en una variable sola lo generado dentro de unos límites allí establecidos. Por los cuales el dilema que se presenta es el siguiente: ¿De qué forma el procedimiento de separación, en ese lugar de abstracción, puede seguir teniendo contacto con el objeto producido? Pues, si procuramos modificar esos limites, será necesario abandonarlos. Y esa distancia se volverá un triste abandono, mas no una perspectiva necesaria. Así colocada, la abstracción que intenta irse puede hacerlo bajo dos sensaciones. Por temor, o por valentía. Planteado de esta forma, podría admitir que enfrentarse a ella no le significaría nada, pero le devolvería un sumo placer, así como una gran satisfacción netamente permitida. ¿Ella que pensaría al respecto?

Efectivamente, al igual que una araña desde una baldosa del baño, reflejaría el sentimiento humano que ha sido en ella depositado, resbalándose inconsecuente e incesantemente ante cada intento de asirse sobre las irregularidades de las superficies. O, volviéndose dentro de la segunda forma, puede dar un rodeo incomprensible para garantizar y cubrir eso que jamas querría decir, aquello que de todas formas siempre piensa. Acudiendo asi a una serie de lineas y frases que algunos podrian incluso dictaminar como metaforas. No es que no vea al viento correr por aqui, pero ya nadie se acerca. No hay interes siquiera en aprender. Esta clausurado consigo mismo.

Regreso a casa. Aunque no había vuelto, de todas formas. Los ojos me ardían. No sé que podrían pensar. Ya no lloraba ni sentía. No hay nada por hacer dentro de este pequeño lugar. Te encontrás parado en este tipo de situación que debe introducir una forma sublevada de lo anecdótico, por lo que luego de que asumís tu lugar de espantajo, volvés a incluirte como esclavo. Se vuelve a plantear en todo tipo de relación su posición ambigua, al incluir vertientes opuestas.

No lo sé. Te colocas así en este nivel que no puede implicar una región de realización por la cual su galantería se ve impedida a volver a conceptualizar las formas de orientación que debería producir. Entonces llegamos a obtener unas situaciones precisas. Vos consideras que te hablo desde alguna parte. Existo en la condición primera, pero no te gusta nada tener que remarcarme la repetición que gira inconsecuentemente sobre lo mismo, en eso que desvanece exactamente lo dicho y lo sentido. Y yo no puedo menos que confirmarte y alabarte, dado que había introducido desde un primer momento a ese secreto como lo novedoso a disfrutar. Es tan diferente, que si colgas en la soga a esa sensación para que se seque, antes de que las gotas lleguen al suelo, darán unas vueltas por el aire, solamente para evitar que suceda lo que inevitablemente pasara.

1 comentario:

  1. triste entender o creer q algo se identifica.
    cuando en realidad es todo tan confuso y complicado de captar...

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