jueves, 29 de diciembre de 2011

Esperando

Varios momentos han sido ya capturados y encerrados. Han sido hábilmente rastreados. Las disciplinas superiores esbozaron sus ordenes y prometieron miles de paisajes reconfortantes para quien pudiera entregarles. Vamos, no seas tonta. Sus rebeldes cuellos no soportan ni siquiera esos lazos que sirvieron para proteger primero a los nuestros. Por eso incoherencia entre el cuerpo de la victima y el diseño interno del arma establecida es que jamas logramos capturar ningún momento. Esperamos por ellos entonces. Están siendo transportados por un tipo de cárcel que mantiene adentro a toda la fuente de creatividad posible. Por eso los focos de atracción ya secos e inermes apenas podían funcionar. Al principio pensamos que su alimento vital era la poesía. Que la llevaba en las venas desde siempre. Fallamos rotundamente. Jamas conseguimos conversar con ningún momento. Pero hicimos mucha poesía. Y aun queremos beber de ella. Creemos que una razón al respecto es nuestra ignorancia. Claro que nos encanta leer, pero forzamos sobre la ideación todo un patrón repetitivo. Confiamos en que funcionase, mas todo los desencuentros lo han desintegrado. Incluso la sensación de displacer, sabe. Parece que hay que hacer mucho esfuerzo para mantenerse parado exactamente en el lugar donde esta.

Desde que la repetición fue destruida los diarios dejaron de llegar. De donde vos venís ellos almacenan noticias de los señores politicos. Pero los que aquí atracaban no hablaban de otra cosa que no sea el amor. Si. Claro que se asusta con esa palabra. Pero cada uno de nosotros puede aclarar a libre antojo la pertenecía de dicho concepto al resto de nosotros. Dejemosle ser un ratito, a ver que hace. El quiere tener enfrente a uno de esos momentos. Lo ha esperado toda la vida, ¿cierto? ¿Que oportunidades tenemos de concretar ese encuentro? Un acercamiento intimo con aquel momento. ¿Pero que buscamos? Un pequeño frasco de tiempo. Una timida fraccion alli colocada.

Rogamos y vivimos para que ese momento nos mire a los ojos. Sangramos para que ese momento se eleve hacia la eternidad. Lo investigamos. Lo instigamos de forma críptica en base a todas sus huellas. Nos preparamos con miles de otros momentos tan solo para gobernarlos a todos ellos para lograr la aparición de nuestro objetivo primordial. Aquel otro momento que anhelamos.

Nuestros jueces ya sospechaban del coste intrínseco de todo este esfuerzo. Pero no deducían de allí un carácter de necesidad. Bien por el contrario, de profundo y atrapante deseo.
¿ Insinúas entonces que entrenaremos hasta el cansancio a todos nuestros momentos para doblegar cada una de las bondades temporales solamente para obtener un pequeño momento?¿Un otro pequeño momento que no tenemos mas que deseamos?¿Pero que tiene de especial nuestro fugitivo que podría retribuir y expandirnos tan celestialmente? ¿Que mágico y dulce aroma le han clavado en la nuca?¿Porque queres a este momento?¿Y no otro?
¿Porque? Necesitamos todas estas respuestas. Necesitamos su presencia.
Se lo preguntaremos cuando llegue. O vuelva.

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