domingo, 1 de enero de 2012

¿Que hacer con tanto?

Tiene una inocencia que siempre me hace reir, como una casita de dulces esperando a ser encontrada. El tiempo de todos se detuvo para él una tarde tonta. Cerró su casita con llave y recorrió 1002 caminos como viento, dejando migajas a su paso. Inventó 1002 tiempos distintos tejiendo relatos; batalló 1002 guerras empuñando frases de relámpagos y ráfagas; también vio pasar 1002 mares pero no cruzó ninguno. No puedo menos que admirar su corazón temerario arriesgando cada una de las cerraduras en cada una de sus palabras.

No sé si sabe de lo que hablo, porque habita su mundo flotando sobre los libros, empapelando ilusiones y plantando caleidoscopios. Hay una belleza sabrosa en aquel mundo que se forjó, donde las cascadas fluyen de abajo hacia arriba y humean chocolate caliente.

Me siento como turista embriagada, sacando fotos a cualquier rincón con colores. Se desplaza como un chiquito dando sus primeros pasos, con la emoción de globos rojos y nubes de azúcar. Mientras, me pierdo en su alegría, que ya no sé si es de él o es mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario