domingo, 25 de diciembre de 2011

Una mirada institucional

Pasa que vos deberías garchar más.
Agache levemente el cuello-. ¿Qué dijiste? ¿Que debería garchar mas?
-Si.

No se como se llega a este tipo de consejos la verdad. Inusualmente había enfocado la charla hacia una meta revisación de nuestras implicaciones. Eso es. No solía preguntar a la otra persona lo que sentía al respecto de la reciente interacción. Cuando se pretenden efectos más satisfactorios bien vale introducir pretensiones prototípicas de casos preestablecidos. Parece que le caigo bien. Ya reserve tal apreciación hasta un encuentro corporal y cercano. Definitivamente si, me cayó bien. No me aburrí en ningún momento y me divirtió e incentivo incluso sus replicas argumentativas. Evidentemente esta interesada. Ahora, me gustaría detenerme en lo siguiente. Es cierta pose, pantomima sostenida bajo el ciego pretérito de que el desinterés crea vía compensación del opuesto a los intereses. Parece que hemos aprendido sin querer esto. Como si en el fondo común solo fuera suficiente tan solo la demostración honesta de un solo participante. En cuanto este invoca su karma, se detiene la inserción de su compañero. Como si la presencia simultanea de ambos no fuera posible. Toda la vida parece ser un subibaja. En constante equilibrio pero inexplicablemente ambos jugadores en diferentes latitudes y dialectos.
En realidad, ¿Qué queremos? ¿Que quiero? ¿Que quiere?

No se. A fin de cuentas daba igual conocerme o no. No iba a cambiar mi opinión al respecto. Tan solo para ver de cerca aquello que me miraba. Es significativo el interés que tiene en mí. ¿Qué quiero yo? No se, es que, esta bien. ¿Pero como?

No es difícil encontrar razones para justificar el repliegue de la atracción. Es que son ese tipo de comentarios que se distinguen del resto, tal como un pequeño guiño de más en el planificado trayecto de trampas de un hábil jugador de póker.
No soy un desconsiderado de la experiencia. Realmente la paso bien. Que se yo. Tal vez sea eso lo único importante. Claro que después esta este otro tema. Y ella lo sabe. Porque se lo conté. Me inspira cierto respeto a la verdad ella. No puedo evitar reír con gran satisfacción cuando me dice que me lee con atención en el foro. Me encanta generarle eso. Pasa que de ahí infiere que existiría un ser mítico plenamente seguro de su capacidad. Exagera mucho. Es un vaivén reproducible constante lo que siento. Es ahora y mas tarde. Siempre pero aun no. En este instante pero luego. ¿Cuándo?

Y me llena de elogios. Lo hace. ¿Sabrá ella que esta dejando una serie de pistas detrás de su camino? ¿Sabrá que pequeñas migajas de frases delatan su trayecto en búsqueda de la cabaña dulce y secreta? ¿Esta perdida? ¿O me esta guiando hábilmente para que la encuentre?
Se delata de forma muy armoniosa. Lo veo en su rostro, cuando mira al suelo. Veo como se desilusiona por algo que hice. Siento que esta esperando algo. No se que ni como. Pero nuestro andar tranquilo a veces se pegaba por si solo, como si nuestros cuerpos se estuvieran llamando por su propia cuenta. ¿Pero como le digo eso? No hay forma de decir eso. ¿Y como le digo que me encanta que camine como tres o cuatro estaciones de más solo para hablar conmigo? ¿Le tendría que decir todo eso? ¿A vos que te parece? ¿Le tendría que decir que note como prefiere dejar vacante el nombre de nuestra relación? En cualquier otra charla hubiera escuchado que somos amigos. Pero acá no. ¿Somos enemigos? Tampoco. Y eso que jugamos a serlo. ¿Le tendría que decir que fue sumamente evidente y estridentemente sensual su estrategia de la garrapiñada? No por el esfuerzo culinario, sino por decir minutos antes de la despedida: “Es tu ultima oportunidad para comer”. ¿Las garrapiñadas precisamente? No lo creo. Esta bien que soy lento, pero hasta yo puedo leer esos mensajes. Y eso es lo que te quiero preguntar. ¿Sigo juntando señales para ver en que cabaña termina todo esto?

Obviamente que ya le ofrecí a ella todas las oportunidades para que pueda optar por algún punto de escapatoria. “En realidad entendiste todo mal, perdona, no es que te quiera hacer daño, pero no es mi culpa que estés tan desesperado”. “Que te pensas, que me vas a usar para sacarte las ganas y listo”. “En realidad no me gusto tu saquito, pero si era verdad decía que si”. Puede decir todo eso. Pienso en ello. Pienso también en que en Mardel bastan dos horas de nocturno alcohol para enredarse en triquiñuelas sexuales para con cualquiera. Mientras yo sigo juntando trocitos de pan en el bosque formando lindas figuras. Y no porque no pueda o quiera hacerlo, sino porque le pregunto al Deyvid del foro, al del msn, al de la calle pre-café, al del café, y al de la calle post-café: ¿Qué hacemos? Bueno ¡basta de preguntar! ¿Si te contesto vas a dejar de escribir?

Lo que es seguro es que esta chica te agrada. Te produce placer estar con ella y te divierte. Y me arriesgaría a decir por lo que me contas que ella siente y opina lo mismo. ¿Debería pasar algo más?

He ahí toda la cuestión. En verdad podría caminar todo Corrientes con ella. Definitivamente sabe como sostener una charla en su más elevado punto de diversión. No tenes apuro y realmente quisieras acompañarla en muchas avenidas más.
¿Adonde me llevara? No lo se. ¿Alguien lo sabe?

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