viernes, 6 de noviembre de 2009

Confesiones de madrugada

-Que efervescencia provoca lo que no puede expresarse, ¿no?
Aquella voz retumbo de alguna esquina de mi habitacion. Pense inmediatamente en la posibilidad de que un fantasma haya invadido mi espacio; pero tan solo recordar el final del escrito; provocaba el cese de tal temor constante.
Unas uñas femeninas rasgaban el sosten de la realidad; haciendome cosquillas en una direccion placentera; en una forma muy agradable. Sabia que algo me inquietaba; me movilizaba, erotizando sin darme cuenta los espacios de mi devenir.

-¿Que te pasa? A ver, contame.
-No se que hacer- Le conteste desconociendo sus intenciones. Y no tengo de donde extraer habilidad simbolica para explicar esto.
Me han descubierto; han develado la fixion deseante. Y me provoca un encierro tal situacion.
-¿Como una carcel dice?
-No exactamente. Pero me ha dado vuelta todo, me ha invertido los certezas, me provoco cuestiones y sensaciones que jamas pense necesarias.
Abalanzandome con esfuerzo, la tome del brazo y llevando mis labios por detras del mechon de pelo que cubria su oido, le susurre:
-Ella lo sabe.
Quedo en silencio espectante.
-Lo sabe, dice usted. ¿Que sabe? No te entiendo.
Movi impaciente los dedos. -¡Todo! No se como logro entenderme, pero sabe perfectamente lo que ella me provoca, me tiene en su completo circulo de posibilidades.

-Perfecto, entonces; tiene lo que siempre deseo, solo tiene que expresarse.
-No, para nada, ahi esta la cuestion- Tome aire inflando los ojos llenos de vida.
-No se lo que desea ella. Lo dire mejor, esto es lo que sospecho de ella:
Pretende hacerme decir que me gusta, y que tengo bestiales intenciones en deleitarla.
-Sorprendente, ¿eso siente?
Impactaba el alma tal pregunta; le llenaba de vida; le aplacaba las penas. Sintiendo que confesarlo no llevaba ningun peligro; lo libere de mis temores.
-Si, eso siento-. Una algarabia electrifico mi piel-. La deseo.
Quede maravillado observando el cuaderno; sintiendo finalmente algun progreso en la vida.-La deseo, la quiero para mi. Quiero estar con ella.

La voz con la que hablaba se ha camuflado entre las luces que me alimentaba.
-Pero ella no es un objeto; no puedo hacerle esto.
-¿Hacerle que?¿Decirle lo que sentis? Eso no es tratarla como objeto. No diga sandeces.
-Vea, aqui viene el corazon de la cuestion.
No puedo decirle esto; porque no va a querer ella estar conmigo.
Nos intercambiamos los secretos ayer. Ella descubrio que ando en algo; y yo intui su plan para conmigo.

-¿Le tienen un plan?- Subiendo los pies al escritorio, y haciendo que rebote la tapa de la cerveza contra la lapicera; quiso saber mas de esta fantasia.
-¿De que esta hablando?
-Lo dire, pero solo porque su extraña presencia me ha caido bien. Pero no se lo vaya a decir a ella. Moriria si lo sabe-. Mire el techo. Una araña caminaba por la lamparita.
-Ella quiere que le cuente mi deseo. Pero solo como prueba de que mi problema es falso, una cuestion del pasado, y se ha solucionado a causa de mi confesion en forma de deseo.
Ella intuye en el aire; en el silencio, en mi respiracion; que quiero estar con ella.

¿Pero sabe porque me pide que se lo diga?
Para luego decir: "Viste que si podias decirle tu deseo a una mujer". Como si todo esto se tratara de avanzar intelectualmente e ir perfeccionando ideas.
Y no quiero que sea asi. Porque obrar asi si seria tomarla como objeto para solucionar mi alma. Y tampoco rehuso su ayuda; pero no sirve de nada que ella ponga su hermosa escencia de mujer para que yo diga eso, y que luego no suceda nada.
Claro; diriamos que hice un avance, y supere un cierto pudor.
Pero, vamos; a mi me interesa mas ella, que mi problema. Ambos se enlazan; y por este tema es que nuestras charlas ocurren. Pero no quiero que en tanto yo exprese mi deseo; luego ella se de vuelta, y piense que se cumplio el objetivo; y se vaya de mi. Yo la deseo por mi, y por ella; por nosotros. Pero no para intentar verificar o refutar mis prejuicios.

Ella quiere que sienta el deseo, que sea verdadero conmigo en una relacion. Pero no quiero que esto sea un simple ejercicio solo para mi.

-Bueno, creo que su preocupacion es legitima.
-¿Me entiende lo que le digo? Por favor; no se lo diga. Es mi gran ilusion estar con ella. Pero toda ilusion en tanto formulada e insertada en la relacion es destruida-. La voz se me inundaba de verdad.

-Mi amigo, tiene toda mi confianza. Igualmente sabe que esto va a terminar mal. Nunca sucede lo que uno espera. Nunca sucede lo que uno desea; y lamentablemente, esto lo sabe perfectamente bien usted. Pero creo que ha hecho bien en contarme esto.
Tomo mis dedos, separando lentamente de alli la hoja donde todo esto habia sido escrito. La levanto, doblandola de mala manera, y la arropo en un bolsillo.

Deje que aquella voz en la madrugada me tome casi por completo, como casi nunca antes lo habian hecho. Tal vez debia confiar en aquel roce de madrugada.
Dio media vuelta, y cruzo la puerta de mi habitacion, mientras quedaba mi existencia acurrucada entre las sabanas. Lo ultimo que pude ver, es su sombra desvanecerse entre las rendijas de la oscuridad.
El pequeño aracnido lentamente descendia hacia el encuentro con mi cama, exactamente abajo de donde se encontraba.
¿Podria suceder alguna vez lo que deseo, no?

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