domingo, 6 de noviembre de 2011

Metro y medio

¿De que hablaron dos miradas que juegan a no mirarse?

Seguramente aquí ya es de noche. Todo el esfuerzo nos empujo de a poquito. ¿Pero alguien le pregunto al viento lo que pretendía? ¿Le indagaron exhaustivamente sus intenciones? No, solo viajaba. Te recorría subrepticiamente entre cada paso solo para volver a soltarte. Cada tanto encima caían retribuciones como aquellas que aun seguían bien guardadas y catalogadas debajo de las sorpresas.

-¿Sabias que ya podríamos haber cogido, no?

-¿Desde cuando? Si ahí vos entrabas y decías… a ver. No, pero faltan unos capítulos para que vos puedas decir eso.

-¿Siempre sos así vos?

-No, solo con las que escuchan metro y medio.

Un hervor convaleciente se anido entre las dos ventanillas del auto en ese punto. El sonido radial que así decoraba el amable interior me dio la oportunidad para ofrecer una particular ofrenda que tenia resguardada. Y viste como es aquello de los regalos. Lo realmente difícil no es encontrar alguno más honorable o meritorio que otro. Lo espinoso y aventurado del asunto son mas bien las razones que deberían envolver brillantes a nuestro pequeño gesto de amor.

¿Con que razón o justificación yo le prometía una futura sorpresa? Irremediablemente no lo sabía. Solo lo hice. Pero eso no me libero del exhorto de deber justificarme. Siempre andamos justificándonos. Ese es el verdadero regalo.

Solamente que sabés de antemano que luego de todo un esfuerzo en forma de dulce revuelo te procuras en conectar charlas, cervezas, chocolates, rimas y risas. Todo para que devenga un inexpugnable e incandescente: ¿Todo eso era para esto entonces?

Ahí te sentís lo suficientemente pelotudo como para largar todo a al mierda. Más aun cuando a los pocos meses no tenés mejor idea que quedar de frente un encuentro verdadero con la que anteriormente te dio miles de razones para dejar de encontrarte. El punto se vuelve diabólicamente irreductible así. ¿Por qué yo no?

¿Y piensan ustedes que esto se soluciona inyectandose valor? En realidad todo empezo ahi. Porque precisamente cuando le lleve esta ultima pregunta a ella es que me dejo anotado en un boleto de bondi abajo del asiento lo que debia escribir.

¿Pero ya sabes que podríamos haber cogido, no?

¿Así que todo eso era por esto al final?

¿De que hablaran entonces?

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